El ser humano, un miserable de alma sublime

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«La Gran Belleza» es una película sabia, visualmente hermosa y con excelentes fundidos de música y contenidos, aunque durante los primeros minutos parezca una crítica a la frivolidad de la sociedad italiana (y en general, a la de todos los países globalizados del primer mundo).

El autor muestra su amor por Italia -por su creatividad y riqueza artística-, y lo hace por medio de un personaje que resume el prototipo de dandy italiano: un escritor de un solo libro que ha conseguido llevar una vida de disfrute en los ambientes más lujosos. Su conclusión la resume en una escena brillante en la terraza de su ático, frente al Coliseo. Una de sus mejores amigas trata sutilmente de adquirir cierta altura moral frente a los demás, y él, con cuatro observaciones certeras sobre su persona, la pone a la misma altura que el grupo: somos seres que inventamos la banalidad para no tener que ver reflejados en los ojos de los otros el dolor y las sombras de nuestro fracaso existencial. En nuestro fondo, todos estamos «al borde de la desesperación» por nuestras «vidas destrozadas». (Fracaso, al menos, desde la perspectiva oficial que nos señala nuestra realidad como la de seres humanos que nacemos con una mente encerrada en un cuerpo que avanza inexorable -generalmente por el camino de la decrepitud- hacia la muerte.) Continúa leyendo El ser humano, un miserable de alma sublime

Al Amigo invisible que Somos

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Soy mi amigo invisible, intentando recuperar una amistad que creía perdida cuando confundí quién era.

Soy mi amigo invisible, aquel que ha comprendido desde la experiencia que la fuente de mi felicidad está sólo en mí, y que la felicidad es en sí la sensación de aceptación sincera, humilde, dichosa, sin juicios, de mi Ser. Continúa leyendo Al Amigo invisible que Somos

Plegaria de la Serenidad-Reinhold Niebuhr

Portrait Of Theologian Reinhold Niebuhr

«Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,
fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar
y sabiduría para entender la diferencia.
Viviendo día a día;
disfrutando de cada momento;
sobrellevando las privaciones como un camino hacia la paz;
aceptando este mundo impuro tal cual es
y no como yo creo que debería ser,
tal y como hizo Jesús en la tierra:
así, confiando en que obrarás siempre el bien;
así, entregándome a Tu voluntad,
podré ser razonablemente feliz en esta vida
y alcanzar la felicidad suprema a Tu lado en la próxima.
Amén».

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