GUERRA FRIA AL HUMANISMO (2/2)

GUERRA FRIA AL HUMANISMO (1/2)

En 2020 la Humanidad volvió a sufrir un nuevo giro de tuerca en la privación de sus derechos y libertades (¡y qué giro!)

Aún es muy pronto para poder evaluar sus consecuencias con el necesario distanciamiento que exige la historia, pero este nuevo suceso de alcance global ha supuesto un durísimo mazazo para las libertades, los derechos y la propia idiosincrasia del género humano en casi todos los países de la Tierra.

El impacto global fue posible gracias a la repercusión exponencial que los móviles están teniendo en la vida cotidiana de los seres humanos; en sus sociedades, en sus culturas y en sus medios de información.

Jamás en la historia humana hemos vivido algo similar. Poder difundir en tiempo real a nivel mundial todo flujo de información. Y lo más increíble: este poder se ha universalizado. (Bien es cierto que también ha emergido una censura preocupante, ya que algunas de las macrocorporaciones que hacen posible esta posibilidad, se han erigido como baluartes de la verdad y han convertido a los censores en «verificadores»… pero éste es otro tema que merece ser tratado aparte.)  Y lo que es aún más poderoso, si cabe:  poder acceder a la intimidad de miles de millones de seres humanos en todo el planeta. Acceder no sólo a sus datos personales, costumbres o creencias, sino incluso a sus deseos y temores: a su mente subconsciente, que es la que realmente rige sus vidas y decisiones; la que cree, la que compra, la que vota.

De hecho, para miles de millones de personas en el mundo, sus móviles acaparan la mayor parte de su atención. En sus móviles se informan, relacionan, entretienen, juegan y consumen toda clase de productos y emociones. Y en este proceso dejan cada día todo un flujo de información objetiva y potencial sobre su intimidad, aparte de gran parte de su tiempo.

Todos disfrutamos de los grandes beneficios que los móviles nos ofrecen. Sin embargo, sólo una minoría es consciente de hasta qué punto los móviles se han convertido en una herramienta de control y manipulación.

Esta minoría consciente se plantea, entre otras tantas cuestiones que despierta nuestro presente:

  • ¿Hasta qué punto es ético que el Estado se convierta en padre o madre de sus ciudadanos (con toda la autoridad y dependencia que tal posición impone)?
  • ¿Puede la astucia resignada de Sancho guiar nuestras vidas sin la presencia de los ideales de nuestro Quijotesco corazón?
  • ¿ En qué nivel la seguridad -que implica cierta esclavitud- compensa la ausencia de libertad -que implica cierto caos-?
  • ¿Compensa vivir más con seguridad pero instaurados en el miedo, que vivir con más libertad y amor, asumiendo la inevitable inseguridad que implica VIVIR?


GUERRA FRIA AL HUMANISMO (1/2)

Si algo define este cuarto de siglo que hemos vivido, es el miedo.

No había finalizado su primer año, cuando el horror conmocionó al mundo: las torres gemelas de New York se desplomaron en un dantesco suceso retransmitido en directo.

Tras ese once de septiembre de 2001, se impuso un antes y un después en las libertades de los ciudadanos dentro y fuera de U.S.A. Los controles para acceder a un avión en cualquier aeropuerto se asemejaba más a los propios para entrar en una prisión.

Era por «nuestra seguridad» y lo aceptamos. ¿Qué podíamos hacer si no?

Entonces, muchos gobiernos se vieron legitimados para endurecer las medidas contra sus ciudadanos, reduciendo su status en derechos y libertades, así como aumentando los gastos en defensa/control policial y militar.

Aunque supuso un relevante aumento de autoridad de los estados respecto a sus ciudadanos, aceptamos. Era por «nuestra seguridad«.

Desde China hasta USA, nos acostumbramos a la presencia de cámaras, sensores y registros en casi todos los aspectos de nuestras vidas… Ceder grandes cotas de nuestra libertad individual y colectiva, de nuestro inmemorial derecho a la privacidad, nos pareció razonable a la gran mayoría de los ciudadanos. A fin de cuentas, se trataba de proteger «nuestra seguridad».

Por esas fechas, USA se convirtió en el país más beligerante del planeta e invadió varios países de otros continentes, todos casualmente con grandes recursos petrolíferos. Sin embargo,  en 2009 se le otorgó el Nobel de la Paz a su presidente Obama, con el beneplácito internacional. Se trata del presidente bajo cuyo mandato más guerras ha iniciado su país en toda su beligerante historia. Afortunadamente, los medios divulgativos nos hicieron ver que todas esas invasiones a países reconocidos internacionalmente estaban justificadas para proteger nuestro orden democrático. Estados Unidos lo había hecho, entre otras razones, por «nuestra seguridad» como pueblos de occidente.

En 2009 arrancaron las «redes sociales» en internet, hasta propagarse por todo el Planeta. Inicialmente servían para contactar a familiares alejados por miles de kilómetros, pero pronto las corporaciones vieron el potencial colosal de mercado de estas herramientas, a nivel de control, información y manipulación. Aun así, todas las limitaciones que imponen a sus usuarios en su derecho a hacer uso de la libertad de expresión en las plataformas en las que los propios usuarios son el producto -somos el producto-, se justifican en aras de proteger «nuestra seguridad».

Del «pienso, luego existo», se pasó al «exhibo, luego existo».  Comenzamos a exhibir viajes, objetos, comidas y toda clase de información personal,  sólo para recibir dopamina en forma de «likes». Las redes sociales derivaron en lo que es hoy: el gran mercado expuesto de la red global.

Nos acostumbramos a vivir enfrascados en las pantallas, horas y horas dándole al pulgar como posesos, hasta que en 2019 un murciélago que pasaba por China contagió al mundo entero. Así. Sin más.

A partir de esa fecha la autoridad del miedo conquistó, por «nuestra seguridad» a toda la Tierra. Nunca en la historia humana habíamos vivido una reclusión global… Y así se acabó la vida social real, la de antes del 2020, en todo el planeta.

A día de hoy, aún seguimos tratando de recuperar esas relaciones sociales, junto a aquellas libertades de la humanidad que se llevaron dos árabes aspirantes a pilotos y un murciélago. (continúa.)

Es nuestro tiempo

Estamos viviendo el periodo en que la Humanidad ocupa más tiempo interactuando frente a una pantalla que ante otra persona.

En esta interacción hay flujo de información y se generan ciertas emociones, pero se pierde el cariz del contacto íntegro con otro ser vivo; el mismo contacto perceptivo y sensorial que sucede de manera natural entre el resto de seres vivos.

El desarrollo tecnológico que tanto nos ha ayudado y brindado poder, se ha ido empoderando en nuestra vida de manera exponencial.

¿Qué hacer entonces? ¿Quién tiene el poder para decidir qué hacer? ¿Quién se plantea esta realidad siquiera?

Sin embargo, lo obviemos o no, esta década que vivimos marcará un antes y un después en lo que ha sido hasta ahora toda nuestra historia.

Surgen creencias, prejuicios, dudas y quizás lo más importante y necesario: preguntas abiertas que nos invitan a ahondar en la incógnita que generan.

Es nuestra elección abrirnos a este trascendental dilema. Es también nuestra responsabilidad porque es en nuestro tiempo cuando está sucediendo.

Es nuestro tiempo porque lo que consigamos, sea «bueno» o «malo», será el legado que entregaremos a quienes hayan de venir.

Es nuestro tiempo

El mejor gobierno del mundo

¡¡¡Bienvenida en 2024!!!

¡Saludos a todos los que nos visitan!

Espero que este mensaje los encuentre con buenos augurios para este año. Me complace enormemente anunciar que nuestro blog, después de dos años de un merecido descanso, regresa con más energía y entusiasmo que nunca.

A lo largo de estos catorce años, hemos compartido experiencias, aprendizajes y reflexiones. Hoy, el blog no solo vuelve con nuevo contenido, sino que también estrenará nuevo espacio y una estructura renovada que estará disponible próximamente. Nos embarcamos con un nuevo formato, pero manteniendo la esencia y la temática que nos ha caracterizado a lo largo de todos estos años.

En este 2024, quiero que sigamos compartiendo momentos significativos, inspiración y, por supuesto, mantener esa conexión especial que nos une como humanos en lo humano. Desde entradas personales hasta aportaciones de maestros de las diferentes corrientes del conocimiento, como sabiduría Advaita, reflexiones y meditaciones de Antonio Blay, chamanismo ancestral, cristianismo gnóstico, humanismo, fragmentos de «El Viaje de Riddhi» y  en suma, todos los temas que han aparecido en las entradas desde sus inicios en 2007.

¡Gracias a todos y nos vemos muy pronto en nuestro renovado espacio virtual!

Juan Armas.