Eneagrama triádico, por G.Baldus

«Este artículo se centra en el análisis del eneagrama como símbolo que recoge la composición y funcionamiento de la Naturaleza, que es, así mismo, de aplicación en multitud de tareas como el estudio de la personalidad. La aplicación del proceso expresado por el eneagrama es de gran utilidad para la consecución de metas variadas, desde el desarrollo de estrategias concretas hasta la iniciación del camino espiritual».  Mario Conde

Debe ser una ley muy importante en la Naturaleza la composición trina de sus componentes más básicos. Si nos movemos en el campo de la Física, ahí está el átomo con su protón, neutrón y electrón. Si es en la Biología, tenemos a la célula con su núcleo, citoplasma y membrana; como si fuera un huevo con su yema, clara y cáscara. Respiramos mediante la inhalación, retención y exhalación. El corazón se contrae, se expande y mediante la meditación se puede estabilizar ambas funciones en una quietud aparente. En Filosofía están la tesis, síntesis y antítesis. Muchos frutos están constituidos por un hueso central, la carne y la piel, donde el hueso o semilla contiene la potencialidad de todo lo que será. Los sistemas solares y acaso también las galaxias se componen de un núcleo solar (espíritu), espacio por donde circulan todo tipo de energías (alma), y los planetas receptores (personalidades). Tres son los colores básicos: rojo, amarillo y azul. Tres las notas básicas: do, re, mi. Tres son los cuerpos de la personalidad: físico, emocional y mental. Tres los instrumentos de la misma: voluntad, sensibilidad e inteligencia. Tres las partes del ser humano: espíritu, alma y personalidad. Tres los cuerpos del alma: atma, budi y manas. Tres las energías del Espíritu Uno: Poder, Amor y Luz; o Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y tres son los componentes del círculo o forma cósmica de organizar la Materia (la carne y la piel de los frutos) y el Espíritu que la anima (la semilla que se transforma en el hueso): el centro, el área circular y la circunferencia exterior; es decir y haciendo una analogía, el espíritu, el alma y la personalidad exterior.

Todo gira en torno a tres aspectos, entendiendo que el primero es la causa, el segundo es el proceso y el tercero es la consecuencia de lo anterior; o que en el dual mundo por donde nos movemos, hay siempre un polo que se opone a su polo supuestamente opuesto, y que la concordia y armonía entre ambos, consiste en la creación del Camino del Medio que obtenga la síntesis de los dos polos enfrentados, volviendo así a repetirse la misma gran ley trina, en este caso, polo A, camino del medio y polo B. Además, en este 1, 2, 3, el 2 es el camino del medio o puente que logre armonizar y unir al 1 y al 3, o polo A y polo B.

Parece pues evidente que semejante coincidencia de funcionamiento en todos los fenómenos de la Naturaleza, debería responder a un diseño previo o al menos admitir que Todo funciona con una Ley bien precisa en el desarrollo del Universo. El símbolo que sintetiza las características de este mecanismo creativo, es lo que se conoce como Eneagrama; y si es verdad que es para tanto, de su estudio tendrán que obtenerse reflexiones curiosas e incluso de un indudable valor práctico.

En primer lugar sería conveniente fijarnos en su apariencia externa. Un Eneagrama consiste en tres triángulos circunscritos a una circunferencia, de manera que dividen la circunferencia en 9 partes iguales allá donde los 9 vértices de los 3 triángulos tocan a la circunferencia exterior; conformando así una estrella de 9 puntas a simple vista. Pero la subestancia o substancia de esa estrella, es el entramado de los tres triángulos que le sirven de base y fundamento.

Si aplicamos el Eneagrama a la constitución de la Personalidad, por ejemplo, para que el tema no sea tan subjetivo y sea más concreto, se puede imaginar que uno de los triángulos, cuyo vértice superior es el nº 8, representa la Voluntad; el otro cuyo vértice superior es el nº 1, representa la Inteligencia; y el último con vértice en el nº 9, representa a la Sensibilidad, el Amor. Gracias a la influencia de este último triángulo (3-6-9), se complementan de manera armoniosa las influencias de los otros dos (2-5-8 y 4-7-1). En cualquier actividad humana, cuando gracias al Amor se equilibran y complementan la Voluntad con la Inteligencia, se puede decir que el factor neutro del Amor ya ha cumplido su cometido y se retira discretamente de escena para dejar todo la actividad tangible a los otros dos (Voluntad e Inteligencia).

En el Eneagrama, esta consideración se plasma en el hecho de que dicha actividad “activa” produce un sistema de intercambios de energías con un orden y patrón bien determinado que sigue el recorrido 1-4-2-8-5-7-1; trazando un circuito que comienza en el 1, y tras tocar todos los puntos del Eneagrama, a excepción de 3-6-9 por haberse retirado, vuelve al punto 1 para cerrar el recorrido y convertir el mecanismo en un sistema que se retroactiva continuamente sin posibilidad de estancamiento o de desequilibrio, dos de las grandes enfermedades en las que puede caer todo sistema de intercambio de energías; y la Personalidad es ante todo un sistema de intercambio de energías.

Sin dejar a un lado lo visto hasta ahora, sería conveniente explicar por qué el recorrido del circuito es 1-4-2-8-5-7-1. Si tenemos en cuenta que siete es el número de las distintas formaciones o agrupaciones que tres elementos (A, B y C) pueden constituir entre sí, siendo el 1 el A, el 2 el B, el 3 el C, el 4 el A-B, el 5 el A-C, el 6 el B-C, y el 7 el A-B-C, o Síntesis y fusión de los tres elementos básicos en toda manifestación de la Naturaleza; comprenderemos el valor que siempre ha dado el esoterismo al nº 7.

De esta manera, si jugamos con el 3 y el 7 resultante, nos encontramos con alguna sorpresilla. Por un lado, si dividimos 1 entre 3, o 1/3, se obtiene la cifra periódica hasta el infinito 0,333333; lo cual quiere decir que si a un 1/3 se multiplica por 3, obtendremos el 1 inicial. Hasta aquí correcto, pero si tenemos en cuenta que 1/3 es 0,333333, al multiplicar este guarismo por 3, no nos resulta 1, sino 0,999999; con lo cual bien se puede decir que el 1, la unidad exacta y redonda, no es tal, sino una sucesión de nueves que nunca alcanzan el teórico valor de 1. De ahí que cuando estamos hablando del Eneagrama, símbolo de 9 elementos, en realidad estamos hablando de la auténtica unidad o 1, u origen de todo proceso. Luego la relación de toda Unidad con sus tres manifestaciones básicas e intercambio de estas tres manifestaciones es en realidad el equilibrio del nº 9. Podríamos decir que el Eneagrama es el símbolo del funcionamiento de los Tres Aspectos de Dios, o la gran Unidad origen de todo lo manifestado siguiendo un proceso bien preciso y determinado que aporta la potencialidad inherente al nº7.

Por otro lado, este proceso preciso y determinado, es el recorrido 1-4-2-8-5-7-1, que como tal recorrido divino tendrá que estar sustentado en alguna ley matemática como están todas las actividades de la Naturaleza. Y aquí es donde intervienen las ocultas potencialidades del nº 7, propiciadas, como se ha visto antes, por ser una Síntesis de las funciones existentes cuando se combinan tres elementos entre sí. Como dicen muchos, el 7 es un número mágico.

Así, si procedemos a dividir la unidad en 7 partes, 1/7, es igual a 0,1428571428571428571 y así hasta el infinito. Pero hay más, 2/7 es 0,28571428571428571; 3/7 es 0,428571428571428571; 4/7 es 0,571428571428571; 5/7 es 0,71428571428571; y 6/7 es 0,8571428571428571. Si además recordamos que 7 son los instrumentos o Rayos de la Tríada creadora, y 7 son también los Planos de Conciencia por donde actúan estos célebres 7 Rayos, comprobaríamos que en su desarrollo creativo, sigue la pauta mágica 1428571 que se retroalimenta de manera natural y por ende matemáticamente tal como se ha visto.

De esta manera, partiendo de la Tríada inicial necesaria en cualquier fenómeno, hemos obtenido el 7 y el 9, el primero como el límite de las posibilidades combinatorias de los tres instrumentos creativos de toda Tríada, y el segundo como Síntesis de toda Tríada formada por los tres elementos que constituyen toda unidad para que esté en equilibrio y armonía. Así, la estrella de 9 puntas, fundamento del Eneagrama, representa el equilibrio de la Tríada perfecta o Unidad absoluta en reposo. Y gracias a las funciones aportadas por el 7, el recorrido 1428571 es el circuito creativo de las tres energías básicas cuando la Tríada abandona el reposo pero no el equilibrio que aporta el factor Amor a los otros dos factores, Voluntad e Inteligencia.

No hay que olvidar que todo Eneagrama se constituye gracias a este equilibrio obtenido por mediación del factor Amor-Sabiduría, lo cual es imprescindible para que funcione el recorrido 1428571 de las energías de los otros dos factores. Así, imaginemos que el punto 1 del Eneagrama, inicio del recorrido y vértice superior del triángulo “Inteligencia”, quiere decir que para emprender cualquier empresa, lo primero es tener un conocimiento teórico del fin que se quiere alcanzar. Es el aspecto Imaginación de la Inteligencia. Una vez imaginado el Deseo o Aspiración, del punto 1 hay que ir al 4, que también pertenece al triángulo “Inteligencia”, y representa el análisis racional de lo imaginado para ver de adaptarlo a la realidad objetiva de las condiciones imperantes.

Una vez superado este requisito, se pasa al punto 2, el cual pertenece al triángulo “Voluntad”, donde se toma la decisión de seguir para adelante con el proyecto. Del punto 2 al 8 se va afianzando la posibilidad de obtener el objetivo deseado, que culmina en el punto 8 o vértice superior del triángulo “Voluntad” donde en llegando a este punto, la voluntad y seguridad en la victoria final debe ser inasequible al desaliento como se decía en antaños. Este punto es muy delicado porque a nada que uno se descuide, puede acabar en un fanatismo irreflexivo, prepotente e impositor, de ahí la importancia del equilibrio y armonía proporcionados por el ahora apartado triángulo “Amor”.

Del punto 8 se pasa al 5, el cual también pertenece al triángulo “Voluntad” y es la última faceta del aspecto voluntad a cumplir, que se realiza cuando a pesar de lo adquirido en el anterior punto 8, no se ha caído en sus trampas y de manera objetiva y plenamente consciente, se ratifica uno en continuar con el proceso. Del punto 5 se pasa al 7, perteneciente al triángulo “Inteligencia”, donde una vez imaginado el objetivo, analizado racionalmente lo imaginado, adaptado a la realidad objetiva, y adquirido una voluntad adecuada al fin buscado, se resuelven los posibles últimos impedimentos por medio de la llamada Razón pura o Intuición; para pasar a continuación a materializar lo imaginado en el inicial punto 1 mientras se retorna a dicho punto, cerrando así el circuito pero con toda la experiencia alcanzada durante el recorrido 1428571 y por lo tanto con una mayor imaginación para emprender cualquier otra empresa siguiendo los mismos pasos pero cada vez a mayor nivel, cual si de una frenética espiral ascendente se tratase.

Es un mecanismo que se retroalimenta mutuamente, valga la redundancia para darle mayor énfasis al asunto. Es algo imparable si se siguen todos los pasos; eso sí, insisto, si antes se ha alcanzado la armonía interior que confiere el Aspecto o Triángulo “Amor”. Aquí sería conveniente una pequeña reflexión por si contribuye a despejar alguna duda.

Este proceso que se renueva por sí mismo si los tres factores básicos están equilibrados gracias a la actividad de uno de ellos, el neutro factor amor, en caso de intentar utilizar este esquema creativo sin el debido equilibrio previo y necesario, puede producir distorsiones que lastren su efectividad; pero no por ello hay que prescindir de esta ley creativa, puesto que también se puede aplicar para lograr el dichoso equilibrio y armonía. En la medida que el deseo imaginado al principio sea honesto, se puede iniciar el recorrido. Es verdad que no será igual de fluido debido al desequilibrio, y entonces la fase 4, donde se adapta lo imaginado a las condiciones objetivas, puede quedarse a medias, repercutiendo en todo el desarrollo posterior; o se puede enfangar en el punto 8, donde anida el fanatismo irracional; y, claro, difícilmente se podrá disfrutar de la fase 7 donde surge la Intuición. Pero el solo hecho de aspirar a realizar la armonía, el equilibrio, el amor, el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la generosidad y comprensión; ya es un buen motivo para iniciar las veces que haga falta el recorrido iniciático del camino de crecimiento personal o espiritual si se quiere. O sea, la gran obra creativa de recorrer el sendero de la vida y cumplir a poder ser con lo “imaginado” tiempo ha por el Alma para su mecanismo terrenal.

Este circuito cerrado de energías que se retroalimenta continuamente si hay equilibrio, no sólo es útil para emprender el camino espiritual, también sirve para cualquier empresa, o meta no tan trascendente como la tratada hoy; sirve para organizar un grupo de trabajo, o desarrollar una estrategia honesta, o para comprobarlo en el estudio de la evolución de la vida en la Tierra, donde el 1 sería el Reino Mineral, el agua y el Sol, el 4 sería el Reino Vegetal, el 2 sería el hábitat natural creado por todo lo anterior, el 8 el irracional Reino Animal, el 5 el evolucionado Reino Humano, y por último, el 7 representaría al Reino Espiritual, que para cerrar el recorrido debe volver o revertir su espíritu en el inicial punto 1 de donde comenzó todo el proceso.

Se puede aplicar para actividades cotidianas, conociendo en cada momento en qué fase concreta se encuentra el desarrollo de la empresa, sea algo a gran escala o a una escala más de andar por casa. Y casi siempre, la necesaria intuición para tomar las últimas y vitales decisiones, se da en la fase o punto 7 si se han recorrido adecuadamente todas las fases precedentes.

Citando a E. Blake: “El principio del Eneagrama constituye un gran secreto. Justamente es a través de él como podemos abrirnos camino hacia la realidad. Es la pauta para el esfuerzo útil, efectivo y transformador, donde quiera que se realice una labor que no sea autodestructiva. Es el camino a través del cual se aumentan y se realizan los verdaderos valores. Es Dios, el gurú y el discípulo, unidos en armonía”. Es el Espíritu, el Alma y la Personalidad; o la voluntad, el sentimiento y la inteligencia, unidos en armonía y funcionando siguiendo sabiamente la ley de 1-4-2-8-5-7-1. Muchas gracias por vuestra amabilidad.

Gracias a  G. Baldus por permitirme la publicación, al igual que al  Blog de Mario Conde , donde fue publicado inicialmente.

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