Cómo construir un terrario para serpiente, paso a paso

«…Una enorme serpiente descendía a lo lejos por la suave pendiente de una duna rojiza. El instinto asesino brillaba en sus ojos. Se acercaba a Riddhi, quien ajeno al riesgo, permanecía observando su movimiento oscilante y los surcos que dejaba como huellas en la arena.

– Para ser humano, o eres imbécil o demasiado atrevido -le dijo la serpiente tras llegar a él-. Lo que sí es seguro es que tu joven carne me brindará una rápida digestión.

Sus amenazas no consiguieron amedrentarle. Sentía una irresistible fascinación por aquel animal.

– Eres hermosa.

La serpiente esperaba cualquier reacción menos recibir un piropo… Durante unos instantes se sintió desconcertada… Pero la situación no daba lugar a dudas: ella era una serpiente y en frente tenía una presa; un tanto extraña, pero presa al fin y al cabo». El viaje de Riddhi

 

Mi mascota, una pitón real macho, lleva conmigo casi una década, y ya era hora de que se mudara a un lugar con más espacio; así, sin mucho conocimiento del tema, me decidí a construirle un nuevo terrario.

En un principio pensé en colgar este artículo, tipo «paso a paso», en un foro de aficionados a los reptiles; pero creo que su lugar está aquí. Quien haya de venir, vendrá por sus propios medios (dejándose guiar por el Google 😉

Espero que a los amantes de las serpientes les sea útil. Y a los que no, pues que al menos les resulte curioso.

Y ahora, vamos a entrar en materia.

 

En una tienda de muebles de segunda mano conseguí esta vitrina por 30 euros. Al no estar sellada con silicona, no tuve necesidad de dejar un espacio abierto como respiradero. Aparte de esto, me hizo falta:

– Una manta calefactora (ya la tenía del anterior terrario). Su precio oscila sobre los 20/30 euros, dependiendo de su tamaño. Es conveniente situarla en un lateral, para que el lateral contrario tenga menos temperatura y la serpiente pueda así escoger donde está más a gustito.

– Un bebedero, que al mismo tiempo le ayudará en el proceso del cambio de muda. (Una muda que deje restos de piel muerta, es la causa de gran parte de sus enfermedades; otro factor importante son las oscilaciones de temperatura.)

– Un termómetro (La temperatura idónea para las pitones es de: día, de 28 a 32 grados/noche, de 20 a 24 grados.)

– Cinta aislante. Betún de judea ( o pintura oscura mate).

– Un tubo fluorescente (sólo si se reside en lugares muy frios, o bien el terrario no va a recibir la luz del sol). En nuestro caso, prescindimos de él (aparatoso, poco estético… y consume) .

Como sellador, una masilla de poliuretano. Pega y sella todo tipo de materiales. La empleada en este caso tenía una tonalidad marrón. Su precio, sobre unos cuatro euros.

Como decoración, empleé:

– Un trozo de moqueta tipo cesped (un material asequible).

– Al residir cerca del mar y de viñedos, no me fue difícil conseguir unos hermosos cantos rodados y unos trozos de viñas (su madera, por ser retorcida y llena de nudos, es ideal para que la serpiente se entretenga y se cuelgue).

– Un poster de fondo y unas enredaderas de plástico. El poster, impreso en plástico y no en papel, es muy resistente. Se puede conseguir en tiendas de animales. Las enredaderas las conseguí en un ciento cincuenta.

EL PROCESO

 

 

Con un limpia metales repasamos la estructura y la dejamos brillante. Una vez limpio los cristales, colocamos el poster con cinta adhesiva. En la imagen, la pistola con la masilla de poliuretano que usaremos para la madera.

En este caso, eliminamos el suelo (era un espejo) y lo reemplazamos por una lámina de conglomerado (o un trozo no muy grueso de madera lisa). Situamos la manta de calor, que como veís, aquí no es nueva.

Hemos eliminado el estante central, aprovechando sus soportes para colocar unas varas de madera -pintadas con betún de judea, o pintura negra mate, por ejemplo-, y que servirán para asentar la «estructura arbórea» del terrario.

¿A que parece un árbol de los dibujos de Tim Burton? En este paso, comenzamos a colocar las ramas. Hemos usado tres trozos que intercalamos entre sí. En la esquina de la izquierda, está su guarida (que ya se le ha quedado pequeña, pero que no hay manera de que cambie por otra). Es conveniente que tengan un espacio en el que puedan esconderse si lo desean. Estas construcciones se pueden conseguir en las tiendas de animales. Su precio, sobre los veinte euros (según forma y tamaño).

Las ramas están unidas, con paciencia y masilla de poliuretano. La cinta ayudará a que su sujección sea más firme. Es una parte del trabajo que hay que realizar con calma y limpieza.

Al día siguiente, una vez seca la masilla, retiramos la cinta adhesiva y colocamos el resto de accesorios. Y así es como ha quedado el nuevo terrario de mi serpiente. Por cierto, no la he presentado:

Espero que os haya gustado y sirva de provecho a quien quiera crear su propio terrario.

 

¡Saludos!