El Maestro Eckhart y Willigis Jäeger

El Maestro Eckhart nació alrededor del año 1260, en Hochheim, Alemania. Con cuarenta y dos años es nombrado Maestro en Sagrada Teología. Tras su muerte, algunos de sus escritos fueron condenados. Si hoy en día sería motivo de controversia el afirmar que los seres humanos somos Dios (no desde un punto de vista poético, moral o filosófico, sino como una afirmación de nuestra realidad espiritual en el mundo de las formas), en su época provocó un encendido debate.

El Maestro Eckhart se adelantó en siglos a lo que hoy en día es una corriente cada vez más poderosa, que aúna toda una variante de escuelas de los más diversos signos y que se unifican en un punto principal: somos seres espirituales encarnados para descubrir en experiencias la sabiduría del Amor. Y si Dios es el Amor, somos Dios. Somos Vida.

Estos son a grandes rasgos los pilares de su doctrina.

El ser humano es la viva presencia de Dios. Según sus palabras: “Hay en el alma un poder que en sí mismo es libre, una pequeña chispa, libre de todo nombre y vacía de todas las formas.”

El “pecado original” consiste en la errónea idea de creernos seres incompletos y aislados del resto de la existencia. La dramática consecuencia de esta falsa idea: buscar en el exterior la causa que nos complete, cuando en realidad esa causa siempre esta esperándonos en nuestro interior.

El sentido de la experiencia de la vida es hallar la unidad en nosotros mismos, con el prójimo y con toda la existencia. Todas las vías confluyen en el Amor, en Dios.

Según Eckhart, “Dios no está en ninguna parte… Dios no está ni aquí ni allí, ni en el tiempo ni en el espacio… Quien quiera que lo busque en algún lugar no lo encontrará”. Similar a la vía zen de la no acción, más que una búsqueda, se trata más de mantener una alerta pasiva que permita a Dios (Amor) fluir a través nuestro.

Eckhart daba un valor importante a la contemplación, como una forma de vida, además de como una vía de oración. Su similitud con la vía zen de meditación, se asemeja en una aparente inactividad, donde la única acción es la atención pasiva, alerta al fluir de nuestros pensamientos, sentimientos y de lo que nuestros sentidos captan del mundo exterior a nuestros cuerpos. En este sentido, comenta: “Cuando te has abandonado a Dios a través de una fe y un amor puros, entonces cualquier cosa que nazca en ti o te toque, sea interior o exterior, alegre o triste, amargo o dulce… ya no te pertenece a ti sino a Dios

Fruto de la contemplación es la capacidad de centrarse en calma en el transcurrir del eterno presente, al margen de las circunstancias siempre cambiantes del mundo de las formas.

Un punto en particular que lo asemeja bastante a la vía zen es propiciar el absoluto vacío como condición necesaria en el proceso de la autorealización. Según sus palabras “El hombre noble deberá librarse de Dios mismo, de todo conocimiento de Dios, para que el vacío absoluto reine en él”.

Fue gracias a la Asociación Cultural Maestro Eckhart en Tenerife, como tuve conocimiento de su historia. Pude compartir con ellos una sesión de meditación zen, aparte de una agradable conversación, y a partir de ahí he intentado saber un poco de su vida y su enseñanza.

Para quien quiera conocer su obra, le recomiendo que visite la editorial virtual (una página argentina digna de los mejores elogios por su labor y contenido. Haciendo click en la imagen superior, irás directamente a las obras del Maestro Eckhart.)

Luego de conocerles en persona, visité por primera vez la página de la Asociación Cultural Maestro Eckhart. Gracias a ella, supe de la existencia de Willigis Jäger.

Willigis Jäger es un monje benedictino que no ha renunciado a su libertad individual por ser miembro de la Iglesia; unifica la mística cristiana con la meditación zen. La contemplación, como método de autoconocimiento, es la manera en que el “yo” que todo lo abarca en nuestro minúsculo mundo personal, se aquieta, dejando aflorar a la superficie “la divinidad, que se experimenta a sí misma”.

Entre sus obras destacan “La ola es el mar” o “La oración contemplativa”. Es director espiritual del Benediktushof y cofundador de un bello centro para retiros espirituales, el Sonnenhof, en la Selva Negra.

Gracias a la Asociación Cultura Maestro Eckhart por dar a conocer y profundizar en la vía de la contemplación de estos dos Maestros.

3 comentarios en “El Maestro Eckhart y Willigis Jäeger

  1. Pensador y pensado son una sola cosa, no hay yo, no hay pensamiento. Desengáñate, despierta. Sé TU mismo, sé vacio, se nada y serás todo.
    Estamos viendo el tapiz por el revés; tiene que ser asi. NO SE HACE UNA ESTÁTUA CON MIMOS Y CARICIAS. En la no existencia está el todo. Somos vacio que sueña y se cree sus sueños. La vida es sueño y los sueños sueños son.
    No somos el actor que representa este papel en esta reencarnación; somos el actor que representa mil y un papeles en miles de miles de reencarnaciones.
    OMMMMMMMMMMMMMM

Deja un comentario