¿Cómo se le pide perdón a un amigo?

Años… Mucho tiempo había pasado sin vernos hasta que salimos a cenar con nuestras parejas. Todo transcurría bien, la conversación fluía amena, hasta que decidí mencionar un tema delicado: la política.

Recuerdo que al principio mi amigo no mostró señales de molestia. Hablamos de ello con calma; bueno, la que nos permitía el bullicio de la tasca. Sin embargo, al poco tiempo percibí un ligero cambio en su mirada y el surgir de un comentario a media voz, apenas perceptible, que me hizo darme cuenta de mi error. Había tocado uno de esos temas que, como el sexo y la religión, deben evitarse en una conversación entre amigos.

Lo veo ahora en retrospectiva: fui imprudente. Quise compartir mis opiniones sin considerar cómo podrían afectar a mi amigo, y me di cuenta de que ese tema podría estar causándole más de un malestar en su vida.

Ocasionalmente la noche siguió, y nos despedimos junto con el cierre del bar en el que tomábamos una copa.

Sé que hablar de política puede ser como añadir gotas de hiel y echar a perder una buena comida, especialmente en estos tiempos convulsos.

PERDONA por tanto este error, amigo. La próxima vez nos centraremos en disfrutar de esos encuentros que, como la vida, se consumen en breves y gratos instantes.

Rara vez conseguimos mantener el contacto con algún viejo amigo de la infancia. Distintas trayectorias en nuestras vidas, distintas experiencias… Aun así, en nosotros se mantiene ese silencio vivo que nos trae en una mirada recuerdos de nuestra niñez.

¿Que cómo se pide perdón a un viejo amigo?

-Perdona, amigo mío. Mantengamos nuestro trato, dispuesto a perpetuarse o apearse cuando no dé de sí un trato libre de prescripciones y prejuicios, alguna comprensión más profunda de las cosas y unas buenas risas.

Hasta la próxima, amigo, si así ha de ser.

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