EL GRAN SILENCIO

En 1984, el director de cine alemán Phillip Gröning solicitó al Padre Prior del Monasterio de los Cartujos, la Grande Chartreuse, en los Alpes, autorización para realizar un documental que mostrara desde su interior la vida contemplativa de esta orden. La respuesta fue clara: aún no era el momento… Dieciséis años después recibió una nueva respuesta: había llegado la hora.

Afín al espíritu monacal, Phillip Gröning dedicó los siguientes dos años de su vida al rodaje del documental. Tras tener suficiente material, necesitó dos años más para realizar el montaje y las labores de postproducción.

Estos son sólo algunos de los detalles peculiares de esta gran obra. Aunque sin duda lo más impresionante es su contenido: más de ciento sesenta minutos de sonido ambiental… Sin entrevistas, sin comentarios en off, sin textos añadidos -sólo silencio.

Una obra única, incomparable, arriesgada y para nada complaciente con el espectador de palomitas 🙂

Puedes ver el trailer aquí

PREMIOS OBTENIDOS:

Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance

Mejor Documental en los Premios del Cine Alemán

Mejor documental 2006 de la Academia Europea de Cine

FICHA TÉCNICA

TITULO ORIGINAL: Die Große Stille (Die Grosse Stille)

DIRECTOR: Philip Gröning

GUION: Philip Gröning

FOTOGRAFIA: Philip Gröning

AÑO: 2005

DURACIÓN: 164 min.

PRODUCCIÓN: Coproducción Alemania-Francia-Suiza

VALORACION PERSONAL

Leyendo en la red he encontrado desde críticas que lanzan sapos –supongo que de aquellos incautos que vieron su cartel promocional y pensaron que iban a ver algo parecido a “El nombre de la rosa”- hasta elogios sentidos del efecto meditativo y relajante de esta obra.

Verla ha sido una prueba mental, por cuanto al carecer de diálogo e hilo argumental, se hace difícil no abstraerse en pensamientos y dejar de centrarse en la esencia que promulga su mensaje: la magia (divinidad) se expresa y se escucha en Silencio.

Recomiendo esta obra a quienes les atraiga la vida monacal, la meditación, los retiros, la espiritualidad, el ser humano, y en general, a todo aquel que guste de obras que rompan lo convencional. Además del contenido obvio del documental -la vida cotidiana de lo monjes-, se intercalan pasajes que son poesía visual; detalles anodinos que en el juego de luces, colores y texturas adquieren un halo sagrado. Una hoja… una araña… el resplandor de la luz trazando una recta perfecta hasta la madera… el fondo pedregoso del cauce del río y el agua fluyendo… primeros planos del rostro de las personas que han decidido hacer voto de silencio y retiro espiritual en ese lugar; miradas fijas, a veces; otras, tímidas y desconcertantes… Frente a la aparente frialdad de sus vidas -ordenada y estructurada en los rituales litúrgicos y cotidianos- surgen momentos insospechados: tras varias horas de casi completo silencio, resulta liberador verlos deslizarse por la ladera nevada de un recóndito paisaje disfrutando como niños.

Una obra, en suma, que recomiendo profundamente a quien quiera adentrarse en el mensaje del Silencio.

Otros documentales recomendados:

LA PESADILLA DE DARWIN

ZEITGEIST- Tu vida tiene valor

GRIZZLY MAN- El viaje de un «guerrero amable»

MENTES BRILLANTES- (living luminaries)

EL GUERRERO PACIFICO

LA RUEDA DEL TIEMPO

9 comentarios en “EL GRAN SILENCIO

  1. Primera reaccion, en caliente y sin ver el resto de la obra:

    el caso es que, en funcion de las doctrinas pragmaticas de la sociedad en la que vivimos, el uso de un lenguaje articulado y reglamentado (y por supuesto la informacion transmitida) es lo que, entre otras razones, nos «hace elevarnos» a la categoria de «animales racionales».

    Estableciendo comparaciones (personales, por supuesto), el silencio parece ser como el hecho de querer terminar con un medio de expresion personal: el mensaje y la intencionalidad siempre estan presentes para quien quiere verlas o, por su sensibilidad, es capaz de imbuirse de la esencia.

    Un saludo

  2. En el documental -que te animo fervientemente a ver- no todo es silencio cerrado. El ritual diario se hace, por supuesto, bajo la batuta de la mente racional (las labores de la preparación y realización de sus actos litúrgicos y las propias del aseo y subsistencia). La mente racional es imprescindible en la vida social. Pero cuando apagamos las luces y estamos a solas… ¿somos capaces de vivir ese silencio en nuestro interior?

    Personalmente, no creo que se trate tanto de renunciar al lenguaje y a la mente racional, como a observar en silencio, como si no fuera con nosotros, nuestro propio deambular mental, la identificación tan intensa y espontánea con la voz de nuestro parloteo interno, que se resiste a morir en el silencio.

    Estableciendo comparaciones (personales, por supuesto;), el silencio externo facilita y “atrae” el más importante: la actitud de silencio alerta. En ese estado de aceptación (por fatal que quede expresarlo en palabras –por los prejuicios e interpretaciones tópicas que genera) somos capaces de “despertar” a otra dimensión de nuestro Ser y de la Existencia. La Unidad del eterno presente.

    No es necesario ir a un monasterio para vivir ese silencio, por supuesto, si bien el silencio externo facilita nuestro «entonamiento».

    Gracias por tu comentario. Te invito a retomarlo si finalmente decides ver el documental.

    Un abrazo tras el saludo, rusoazul

  3. Hay quienes no soportan el Silencio… quizás porque tienen demasiado «ruido» dentro.
    Gracias Juan por este aporte!!
    Al final pude ver el trailer (seguramente problemas con la conexión del servidor).
    Ahora, esperaré con «paciencia» a terminar de bajarme el film… ya daré mi parecer.
    Hablando de paciencia… dejé en Instantes algo muy bello sobre el bambú japonés 😉
    Saludos y nuevamente gracias 🙂
    BeT

  4. Mil gracias por esta referencia, Juan. Veré la película y ya te comentaré. De entrada, me interesa mucho, y más aún con lo que nos cuentas de ella.

    En un reciente documental de la televisión, unos monjes de clausura contaban sus experiencias personales y, fundamentalmente, qué era lo que les había inducido a encerrarse. Uno de ellos explicaba cómo un día, cuando volvía en el autobús del trabajo, analizó su circunstancia, lo que hacía cada día: el trasiego de la ciudad, lo que le esperaba en casa, su rutina, y se preguntó: ¿Esto es la vida?

    En el convento había encontrado la paz que necesitaba. Decía cómo cada vez que iba al médico, por ejemplo, veía en la calle a chicos jóvenes que escuchaban música con los auriculares, los mayores con la radio, los telediarios, los bailes, las conversaciones, las reuniones… Todos protegiéndose con ruidos. No había sitio para el silencio, y aún menos en el interior de cada uno de ellos.

    En realidad ¿Quién vive en espacios limitados?

    El mundo necesita escucharse por dentro. Estamos hipnotizados por los ruidos externos.

    Un abrazo

  5. Gracias Bet, es cierto: hay personas que consideran «malo» el silencio. Muchas asociaciones y grupos existentes sólo buscan, en su razón más sincera y esencial, no estar ni sentirse solos. Es posible que sea por el efecto rebote que produce el estar en un lugar en silencio: se invierte la atencion y uno es consciente en ese momento -se da cuenta- del «jaleo» que le golpea a todas horas por dentro.

    Te animo a retomar este comentario, como a rusoazul, si finalmente ves el documental.

    Gracias por el comentario.

    Un abrazo,

    Gracias a ti Concha, por contar con tu presencia en este blog.

    Me atrevo a asegurarte que esta obra no va a parecerte una pérdida de tiempo.

    Ese silencio que buscaba esa persona en el documental que comentas, es el que reina durante casi todo el documental, unido a detalles artísticos en forma de primeros planos, enfoques, luces, texturas, sombras… Creo que en general te va a encantar; al menos, ése es mi deseo 😉

    Comparto tu razonamiento. Muchas de las actividades que hoy se consideran ociosas -comenzando por la manipuladora televisión- sólo buscan anestesiar la sensación de vacío y soledad de muchas personas.

    Esta obra, en ese sentido, también puede ser considerada un test para comprobar hasta qué punto somos capaces de permanecer callados, atentos y en silencio, por fuera y por dentro; ahí es ná.

    «El mundo necesita escucharse por dentro«. Me quedo con ello 😉

    Gracias por el comentario.

    Un abrazo,

    Juan

  6. Pues sí, Juan. Sería un buen test. Recuerdo que Jesús Quintero dedicó, hace tiempo, un tiempo de silencio total entre dos entrevistas, cuando hacía «El loco de la Colina». Se quedó mirando fijamente a la cámara, sin pronunciar una palabra, y sin música de fondo. Sería, como mucho, un minuto, pero en casa mantuvimos también ese silencio, y fue muy relajante hacerlo. Me pareció una osadía maravillosa en un campo en el que los mensajes de todo tipo «valen» tantos euros.

    Un abrazo

  7. Por supuesto Juan que comentaré cuando vea el film completo, voy por la bajada n° 8, con paciencia tendré el documental completo 😉
    Por otro lado, creo que también es bueno destacar el tema del «paisaje sonoro» producido por el solo hecho de vivir dentro de un espacio, los diferentes sonidos que surgen tanto del medio ambiente como de nuestro movimiento, ya sea trasladándonos de un lado a otro o manipulando diferentes elementos en la vida cotidiana.
    Referente a esto te dejo una entrada destinada al tema Paisajes sonoros Aqui
    Interesante para poner en práctica y descubrir, muchas cosas detrás de lo que aparentemente sólo es considerado como «ruido ambiental»

    Un abrazo… y ya seguiremos conversando sobre este tema tan enriquecedor.
    BeT

  8. Pues entonces, Concha, creo que compartimos más de un programa de este gran comunicador. Lamentablemente ese episodio no lo presencié, pero sí sus interesantes entrevistas en las cárceles con presos considerados seres monstruosos e inhumanos; ellas nos mostraron que -como en el fondo todos sabemos- hasta el ser más vil es ante todo y por encima de todo, persona. En cuanto a la televisión, te invito a ver este documental online; es polémico y puede resultar molesto, pero aborda el tema del poder de la televisión de una manera clarificadora.

    Un abrazo,
    Juan

  9. Sí, los programas de la cárcel, con la famosa frase «condena al delito, pero no al delincuente». Buenísima.

    Pues veré el documental. Gracias por culturizarme tanto 🙂

    Esta tarde te responderé en mi blog, que ahora estoy justa de tiempo, y me interesa mucho lo que has puesto.

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