Dándose cuenta, con César de Morey

Hace unos cuantos años buscando en internet, me llegó por «causalidad» un audio que parecía  una meditación guiada.  Quise compartirla, y a pesar de haberla subido a una cuenta no premium aún continúa en red; puedes bajarla aquí.

No sabía quién era esta persona, pero el archivo me resultó muy útil durante bastante tiempo. Posteriormente conocí su identidad: Cesar de Morey.  Nos enviamos una serie de correos, en donde le expresé mi agradecimiento, él me indicó su página e intercambiamos unos cuantos archivos; entre ellos, tuvo la gentileza de participar en este blog con  este artículo.

Pasada más de una década le propuse realizar un video con esta meditación. Aceptó encantado y me envió un audio con su meditación actualizada. Es la que contiene este video, disponible por si quieres experimentar esta meditación de 30 minutos.

Buceando en el anillo del miedo

 

Céntrate en el anillo del miedo

el borde dorado que une tu cuello

y tu garganta con tu torso

 

Ánclate ahí durante la próxima meditación

Dedícate veinte o treinta minutos a sentir y

escuchar toda esa zona, todo el contorno

todo su contenido, mientras permites

que la inspiración y espiración se produzca

y te hable en su transcurrir

 

¿Qué aflora a tu consciencia?

 

¿Qué pensamientos, sensaciones o emociones

despierta?

 

Permanece como un farero

en lo alto de su faro, firme y confiado

en medio de los golpes del mar

 

Siente el aire al entrar

siente la calidez de tu respiración

siente la fuerza y energía de este proceso

y lo que trae en su marea hacia ti

 

Entrégate hoy al círculo del miedo

y verás: es Amor

Diálogo con Dios – de Leonard Jacobson

«Un hombre que buscaba sinceramente a Dios, le gritó:

– ¡Te amo, pero no sé cómo encontrarte!

– Mantente en calma -respondió Dios-. Quédate en silencio. Hazte presente. Mira, y me verás. Escucha, y me oirás, puesto que estoy en todas partes. Al principio te será difícil, porque soy invisible. Estoy escondido, y hablo muy suavemente. Tienes que estar en silencio para escucharme. Tienes que estar en calma para verme. Debes ser vulnerable, estar receptivo y sensible para sentirme. Si me has de conocer, deberás volverte inocente. Entregar todas tus creencias acerca de mí, porque estoy más allá de las creencias. No intentes imaginarme, porque soy real y no me puedes imaginar. No me construyas a tu imagen y semejanza, porque estoy más allá de todas las imágenes. Sé sincero y me encontrarás, puesto que soy amor y siempre estoy contigo. No puedes abarcar lo que soy, así que no lo intentes. Solamente hazte muy presente, mantente en calma y observa. Aquí estoy».

Del libro, «Viaje al ahora – guía para despertar», de Leonard Jacobson

Audio: https://youtu.be/93531IBNoww?si=MfGK1…

El saco del perdón

Todos llevamos nuestro simbólico saco de culpas, arrastrándolo como memorias de vivencias pasadas que se resisten a perderse en el olvido.

Este saco tiñe de malestar y pesadumbre nuestra percepción ordinaria del único instante en el que podemos vivir en comunión real con la existencia: el ahora.

Es un saco de pensamientos y emociones que nos hacen sentir indignos de nuestro perdón, aunque hayamos perdonado a otras personas en circunstancias similares.

Nuestro propio juicio de que es imposible que se nos perdone, es lo que nos impide abrirnos a la posibilidad de sanarnos. Es un saco de pensamientos y emociones, de ceguera y cerrazón.

Intentar soltar sucesos pasados, aprendiendo de ellos pero sin hacer interpretaciones de responsabilidad, es un buen camino para no acumular más lastre en nuestro saco.

Muchas veces somos incapaces de perdonarnos al resistirnos a aceptar que somos imperfectos y dignos de perdón, como cualquier ser humano… Buscamos con ansia la perfección, la distinción o el reconocimiento social de quien creemos ser, y en ese fútil esfuerzo acabamos tiranizándonos.

MEDITAR

Iniciarse en la meditación es en cierto sentido como aprender a mecanografiar o a montar en bicicleta. Al principio puede resultarnos tedioso y sin sentido o crisparnos los nervios, pero una vez se obtiene práctica, sucede de forma espontánea.

La meta, que se va dando sola, es acabar viviendo en un estado centrado y entregado en el presente. No levitando para no manchar el suelo o cantando ooommms mientras compramos en el supermercado. No. Es un estado muy ordinario, muy natural, muy consciente, muy centrado y muy despierto. Se trata de conseguir estar aquí y ahora sin cargar mentalmente con el saco de prejuicios que nublan la vivencia inmediata de nuestro presente.

Meditar nos ayuda a permitirnos sentirnos, aceptándonos sin más, como primer paso para tomar conciencia de las raíces de nuestro sufrimiento y así poder trascenderlo y «soltarlo».

Si perdonas a los demás, llegarás a experimentar que a quien perdonas es a ti mismo. Siempre que ves aspectos negativos en otros que te incomodan, es un reflejo de que hay algo en ti que no quieres admitir, e intentas proyectarlo culpando a esa persona en quien lo ves reflejado.

De igual forma y en perfecta simbiosis, cuando te perdonas a ti mismo lo ves reflejado en el perdón espontáneo que experimentas hacia algún rencor del pasado, hacia alguna persona. Es una grata sensación de dicha, de claridad, de lucidez  y ligereza.

Cada ser humano es un buscador de la felicidad que trasciende los límites de su individualidad. Al fin y al cabo, la búsqueda de la felicidad no es sino el reencuentro con nuestra libertad de ser.

Éste es en suma el mejor truco para sentirnos mejor con los demás y con nosotros mismos: aprender a perdonarnos, a aceptarnos plenamente -sin peros-, como paso previo a “reaprender” a amarnos. Pues eso somos. Esa es nuestra naturaleza última y esencial. Toca a ti, si así lo quieres, vivirlo en primera persona.

El mejor gobierno del mundo

¡¡¡Bienvenida en 2024!!!

¡Saludos a todos los que nos visitan!

Espero que este mensaje los encuentre con buenos augurios para este año. Me complace enormemente anunciar que nuestro blog, después de dos años de un merecido descanso, regresa con más energía y entusiasmo que nunca.

A lo largo de estos catorce años, hemos compartido experiencias, aprendizajes y reflexiones. Hoy, el blog no solo vuelve con nuevo contenido, sino que también estrenará nuevo espacio y una estructura renovada que estará disponible próximamente. Nos embarcamos con un nuevo formato, pero manteniendo la esencia y la temática que nos ha caracterizado a lo largo de todos estos años.

En este 2024, quiero que sigamos compartiendo momentos significativos, inspiración y, por supuesto, mantener esa conexión especial que nos une como humanos en lo humano. Desde entradas personales hasta aportaciones de maestros de las diferentes corrientes del conocimiento, como sabiduría Advaita, reflexiones y meditaciones de Antonio Blay, chamanismo ancestral, cristianismo gnóstico, humanismo, fragmentos de «El Viaje de Riddhi» y  en suma, todos los temas que han aparecido en las entradas desde sus inicios en 2007.

¡Gracias a todos y nos vemos muy pronto en nuestro renovado espacio virtual!

Juan Armas.

2/5 Tus pensamientos te engañan

2 Tus pensamientos te engañan

Tendemos a creer que la mente produce pensamientos. De hecho, la mayoría de las personas creen que su identidad, su personalidad, su “yo”,  se encuentra en ella. Sin embargo, tu cerebro y pensamientos te engañan; no son del todo fiables. La realidad que te muestran es tan cuestionable como el hecho de que, aunque el Sol sólo gira sobre sí mismo, nuestros sentidos nos hagan creer que cada día traza su órbita en el cielo.

Como cada ser vivo, podemos captar un rango limitado de la realidad. Muchos animales poseen visión nocturna o perciben un espectro de luz inapreciable para el ser humano. Es decir, la realidad es subjetiva y se limita a las capacidades perceptivas de cada ser vivo. El cerebro, dentro de su maravilloso diseño, recrea la realidad que percibe, pero a veces imagina una realidad inexistente supliendo fallos en los datos que recibe, e intenta subsanarlos con los datos ya existentes en su memoria.

Un ejemplo de esto es la imagen del rostro invertido que muestra el llamado efecto Thatcher. El cerebro no está programado para ver rostros invertidos, por lo que recrea un rostro en función de los datos que ya posee; es decir, se basa en su memoria para mostrarnos una realidad según su imaginación. Si le damos la vuelta a la fotografía nos sorprenderá ver su composición real. Continúa leyendo 2/5 Tus pensamientos te engañan