Buceando en el anillo del miedo

 

Céntrate en el anillo del miedo

el borde dorado que une tu cuello

y tu garganta con tu torso

 

Ánclate ahí durante la próxima meditación

Dedícate veinte o treinta minutos a sentir y

escuchar toda esa zona, todo el contorno

todo su contenido, mientras permites

que la inspiración y espiración se produzca

y te hable en su transcurrir

 

¿Qué aflora a tu consciencia?

 

¿Qué pensamientos, sensaciones o emociones

despierta?

 

Permanece como un farero

en lo alto de su faro, firme y confiado

en medio de los golpes del mar

 

Siente el aire al entrar

siente la calidez de tu respiración

siente la fuerza y energía de este proceso

y lo que trae en su marea hacia ti

 

Entrégate hoy al círculo del miedo

y verás: es Amor

¿Cómo se le pide perdón a un amigo?

Años… Mucho tiempo había pasado sin vernos hasta que salimos a cenar con nuestras parejas. Todo transcurría bien, la conversación fluía amena, hasta que decidí mencionar un tema delicado: la política.

Recuerdo que al principio mi amigo no mostró señales de molestia. Hablamos de ello con calma; bueno, la que nos permitía el bullicio de la tasca. Sin embargo, al poco tiempo percibí un ligero cambio en su mirada y el surgir de un comentario a media voz, apenas perceptible, que me hizo darme cuenta de mi error. Había tocado uno de esos temas que, como el sexo y la religión, deben evitarse en una conversación entre amigos.

Lo veo ahora en retrospectiva: fui imprudente. Quise compartir mis opiniones sin considerar cómo podrían afectar a mi amigo, y me di cuenta de que ese tema podría estar causándole más de un malestar en su vida.

Ocasionalmente la noche siguió, y nos despedimos junto con el cierre del bar en el que tomábamos una copa.

Sé que hablar de política puede ser como añadir gotas de hiel y echar a perder una buena comida, especialmente en estos tiempos convulsos.

PERDONA por tanto este error, amigo. La próxima vez nos centraremos en disfrutar de esos encuentros que, como la vida, se consumen en breves y gratos instantes.

Rara vez conseguimos mantener el contacto con algún viejo amigo de la infancia. Distintas trayectorias en nuestras vidas, distintas experiencias… Aun así, en nosotros se mantiene ese silencio vivo que nos trae en una mirada recuerdos de nuestra niñez.

¿Que cómo se pide perdón a un viejo amigo?

-Perdona, amigo mío. Mantengamos nuestro trato, dispuesto a perpetuarse o apearse cuando no dé de sí un trato libre de prescripciones y prejuicios, alguna comprensión más profunda de las cosas y unas buenas risas.

Hasta la próxima, amigo, si así ha de ser.

El saco del perdón

Todos llevamos nuestro simbólico saco de culpas, arrastrándolo como memorias de vivencias pasadas que se resisten a perderse en el olvido.

Este saco tiñe de malestar y pesadumbre nuestra percepción ordinaria del único instante en el que podemos vivir en comunión real con la existencia: el ahora.

Es un saco de pensamientos y emociones que nos hacen sentir indignos de nuestro perdón, aunque hayamos perdonado a otras personas en circunstancias similares.

Nuestro propio juicio de que es imposible que se nos perdone, es lo que nos impide abrirnos a la posibilidad de sanarnos. Es un saco de pensamientos y emociones, de ceguera y cerrazón.

Intentar soltar sucesos pasados, aprendiendo de ellos pero sin hacer interpretaciones de responsabilidad, es un buen camino para no acumular más lastre en nuestro saco.

Muchas veces somos incapaces de perdonarnos al resistirnos a aceptar que somos imperfectos y dignos de perdón, como cualquier ser humano… Buscamos con ansia la perfección, la distinción o el reconocimiento social de quien creemos ser, y en ese fútil esfuerzo acabamos tiranizándonos.

MEDITAR

Iniciarse en la meditación es en cierto sentido como aprender a mecanografiar o a montar en bicicleta. Al principio puede resultarnos tedioso y sin sentido o crisparnos los nervios, pero una vez se obtiene práctica, sucede de forma espontánea.

La meta, que se va dando sola, es acabar viviendo en un estado centrado y entregado en el presente. No levitando para no manchar el suelo o cantando ooommms mientras compramos en el supermercado. No. Es un estado muy ordinario, muy natural, muy consciente, muy centrado y muy despierto. Se trata de conseguir estar aquí y ahora sin cargar mentalmente con el saco de prejuicios que nublan la vivencia inmediata de nuestro presente.

Meditar nos ayuda a permitirnos sentirnos, aceptándonos sin más, como primer paso para tomar conciencia de las raíces de nuestro sufrimiento y así poder trascenderlo y «soltarlo».

Si perdonas a los demás, llegarás a experimentar que a quien perdonas es a ti mismo. Siempre que ves aspectos negativos en otros que te incomodan, es un reflejo de que hay algo en ti que no quieres admitir, e intentas proyectarlo culpando a esa persona en quien lo ves reflejado.

De igual forma y en perfecta simbiosis, cuando te perdonas a ti mismo lo ves reflejado en el perdón espontáneo que experimentas hacia algún rencor del pasado, hacia alguna persona. Es una grata sensación de dicha, de claridad, de lucidez  y ligereza.

Cada ser humano es un buscador de la felicidad que trasciende los límites de su individualidad. Al fin y al cabo, la búsqueda de la felicidad no es sino el reencuentro con nuestra libertad de ser.

Éste es en suma el mejor truco para sentirnos mejor con los demás y con nosotros mismos: aprender a perdonarnos, a aceptarnos plenamente -sin peros-, como paso previo a “reaprender” a amarnos. Pues eso somos. Esa es nuestra naturaleza última y esencial. Toca a ti, si así lo quieres, vivirlo en primera persona.

Es nuestro tiempo

Estamos viviendo el periodo en que la Humanidad ocupa más tiempo interactuando frente a una pantalla que ante otra persona.

En esta interacción hay flujo de información y se generan ciertas emociones, pero se pierde el cariz del contacto íntegro con otro ser vivo; el mismo contacto perceptivo y sensorial que sucede de manera natural entre el resto de seres vivos.

El desarrollo tecnológico que tanto nos ha ayudado y brindado poder, se ha ido empoderando en nuestra vida de manera exponencial.

¿Qué hacer entonces? ¿Quién tiene el poder para decidir qué hacer? ¿Quién se plantea esta realidad siquiera?

Sin embargo, lo obviemos o no, esta década que vivimos marcará un antes y un después en lo que ha sido hasta ahora toda nuestra historia.

Surgen creencias, prejuicios, dudas y quizás lo más importante y necesario: preguntas abiertas que nos invitan a ahondar en la incógnita que generan.

Es nuestra elección abrirnos a este trascendental dilema. Es también nuestra responsabilidad porque es en nuestro tiempo cuando está sucediendo.

Es nuestro tiempo porque lo que consigamos, sea «bueno» o «malo», será el legado que entregaremos a quienes hayan de venir.

Es nuestro tiempo

«El viaje de Riddhi» – Segunda edición. Vista Previa Gratis

En estos días se está promocionando la segunda edición del libro que ha dado origen a este espacio.

A modo de despedida quiero compartir con ustedes los tres primeros capítulos de El viaje de Riddhi, incluyendo el prólogo que tuvo a bien escribirme Leo Carcaiso -autor del libro En la olla de la Conciencia-, a quien agradezco su entrega.

Leo Carcaiso «se ve a sí mismo como un simple objeto en la Conciencia, la cual, un día, le reveló su verdadera naturaleza«. He tenido la fortuna de charlar en más de una ocasión con él. De estas charlas surgió el video  La Paz de la Realidad, con reflexiones suyas a viva voz. Él ha sido un gran estímulo para seguir adelante en esta última etapa del proyecto, así que reitero mi agradecimiento por su confianza y apoyo.

En esta segunda edición estrenamos video. Se trata de un booktrailer con un breve fragmento del libro leído por su autor.

Junto al video, se ha creado también un anuncio para promocionarlo en las redes.

En cuanto al blog, aquí finaliza la andadura que inició en junio de 2007, hace catorce años. Al tener una misión ya cumplida su contenido no se actualizará, aunque seguirá accesible en la red.

Gracias a todos los visitantes que han pasado por aquí en todo este tiempo, a los que vendrán y a quienes han sentido alguna cercanía con este espacio.

Finalmente, compartiendo el deseo que hago a los visitantes de la miniweb del libro (actualizada también para la ocasión) quiero agradecer tu atención y desearte:

¡Buen viaje hacia el corazón puro que ya es en ti!

Juan Armas.  

 

 

«Lo que buscas ya lo eres» – Sergi Torres

“Lo que buscas ya lo eres”. Esta podría ser una de las frases que resumen el mensaje de Sergi Torres. Sus palabras señalan la necesidad de reaprender a estar presentes en la vida, en nuestra vida, tal y como nos sucede.

Aprendemos desde críos a desear lo que nos gusta y repeler lo que nos disgusta. Ese comportamiento se va enraizando en nuestra forma de vernos a nosotros mismos y a nuestra vida. Así, muchas veces caemos en el error de “no vivir”; es decir, de vivir anhelando un hipotético futuro en el que se den las condiciones que creemos necesarias para que, por fin, podamos aceptar del todo nuestra vida. Esta actitud vital es como el truco que se usa para que el borrico avance, poniéndole a la vista una sabrosa zanahoria (zanahoria que siempre estará a un paso más allá de donde se encuentra). Continúa leyendo «Lo que buscas ya lo eres» – Sergi Torres

«Tu corazón conoce el camino. Corre en esa dirección» – Rumi

Una de las frases que aparecen en este video dice: «El amor y la compasión son necesidades, no lujos. Sin ellas, la humanidad no puede sobrevivir». Su autor es el Dalai Lama.

En esta época que nos ha tocado vivir se está haciendo patente esta realidad.

Algunos apuntan que como Humanidad estamos involucionando. Es decir, estamos perdiendo los valores más nobles que ancestralmente nos han definido por lo que somos: seres humanos. Continúa leyendo «Tu corazón conoce el camino. Corre en esa dirección» – Rumi

Sanación (3/3)

El penúltimo paso

Este penúltimo paso en el camino, al no ser mental, trasciende incluso las palabras. Se trata de una comprensión no sólo intelectual o teórica, sino la propia sabiduría que nos brinda la vida en la experiencia directa de existir. Desde esta perspectiva experiencial, comprendemos el aparente fracaso que ha supuesto comprometerse durante tantos y tantos años con nuestra sesuda misión de “buscador espiritual”, para acabar descubriendo por propia experiencia que lo único real que buscábamos ya lo somos y nunca hemos dejado de serlo. Siempre hemos sido “Eso”.  Somos en Eso: nuestra vida física, mental, espiritual, perceptiva -y en cualquiera de los niveles o frecuencias que queramos enfocar nuestra existencia-, transcurre siempre en y gracias a la presencia de Eso. Continúa leyendo Sanación (3/3)